Debido a los grandes capitales que manejan las instituciones bancarias, sus fundaciones dedicadas al Artes y Cultura logran concentrar acervos de alto valor en obra e infraestructura histórica, razón por la cual la comunidad compuesta por personas dedicadas a la historia, documentación, crítica y creación artística han expresado preocupación por el destino de lo adquirido y en resguardo por Banamex en los últimos 50 años.
A través de un comunicado oficial se dio a conocer que la financiera Citi dejaría sus actividades en México, así como las operaciones al menudeo para concentrarse sólo en grandes clientes, de manera que se despertó incertidumbre acerca de los activos artísticos mexicanos propiedad de la empresa. Según especialistas, hasta el momento se contempla en el paquete, es decir, la colección no se venderá fragmentada, sin embargo no existen garantías de prácticamente nada hasta el momento, como su permanencia en el país, ya que la decisión dependerá de quien la compre.
Se trata de 600 obras de arte de los siglos del XVII al XXI y 19mil unidades documentales; piezas de artistas de origen mexicano como Gerardo Murillo (Dr. Atl), Frida Kahlo, José Miguel Covarrubias, Juan O’Gorman, José Clemente Orozco, Diego Rivera, Rufino Tamayo, Remedios Varo, David Alfaro Siqueiros, sólo por mencionar algunos. Entre los inmuebles históricos que posee la institución, se pueden contar la Casa del Mayorazgo de la Canal ubicado en San Miguel de Allende; el Palacio del Conde Del Valle de Súchil, en Durango y la Casa Montejo en Mérida, así como el Palacio Iturbide y el Palacio de los Condes de San Mateo de Valparaíso en la CDMX.
Analistas en finanzas contemplan que el Banco Nacional de México podría ser adquirido por organizaciones mexicanas como es el caso de Banorte, grupo Salinas o Carso, sin embargo también existe la posibilidad que sea alguna institución extrajera. La comunidad cultural por su parte denuncia el riesgo que se corre de perder el acervo; esperan que se reconozca el valor patrimonial, no sólo el económico y no se despoje del derecho de acceso a la población mexicana para contemplar y apreciar dichos bienes, aunque como se mencionó líneas arriba, la decisión recae exclusivamente en quien o quienes compren la compañía.